viernes, 11 de marzo de 2011

Entrevista con Haizam Amirah Fernández



Las revueltas podrían "transformar" el conflicto israelo-árabe, según Amirah, experto en el mundo árabe


Belén Anca López

Madrid, 11 mar (EFE).- Las oleadas de protestas en el mundo árabe podrían suponer a largo plazo para Israel una oportunidad para "normalizar" su relación con los países vecinos y "transformar la naturaleza del conflicto israelo-árabe", según Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano.

En una entrevista con Efe, Amirah Fernández afirma que Israel está contemplando los cambios en su vecindario árabe "con gran preocupación ante lo desconocido de qué es lo que vendrá después" y sobre todo por la "pérdida de aliados que han sido un gran apoyo" para sus políticas en la región.

Sin embargo, considera que a largo plazo estos cambios en los países árabes "pueden suponer una oportunidad para el estado de Israel para normalizar la relación con sus vecinos, que en la actualidad está muy lejos de ser de vecindad normal".

A su juicio, esta situación requerirá un "cambio profundo" en la propia sociedad israelí para "superar unas políticas de imposición de represión tanto de la población palestina como de otras vecinas, como la libanesa".

"Será un proceso de cambio grande, que también tendrá que vivir la sociedad israelí, incluida la desradicalización de su elite política, pero podría transformar la naturaleza del conflicto israelo-árabe, no sólo del israelo-palestino, y al final dar respuesta a los deseos de prosperidad de sus sociedades", matiza.

El investigador principal para el Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano, uno de los centros de análisis internacional más importantes de España, recuerda que ni en las revueltas de Túnez, Egipto o Libia ni en otros países se están empleando lemas contra Israel, Estados Unidos u Occidente.

"La gente está mirando hacia el futuro, está pidiendo que sus vidas mejoren, no vivir aterrorizados y que sus hijos tengan las oportunidades que ellos no han tenido", añade.

Amirah explica que el inicio de las revueltas en Libia tiene un trasfondo similar al de Túnez y Egipto en cuanto a la petición de dignidad y de acabar con regímenes que "reprimen a las poblaciones".

Sin embargo, precisa que el hecho de que el régimen de Muamar al Gadafi sea "hiperpersonalista" y que "las lealtades en la sociedad libia sean de tipo personal o tribal en torno al líder" está llevando a que "los enfrentamientos hayan pasado de manifestaciones en las calles a operaciones militares".

En opinión de Amirah, que Gadafi diga que detrás de los rebeldes están los terroristas de Al Qaeda no tiene base, ya que se hizo lo mismo en Túnez y Egipto y quedó patente que no lo eran, sino que aquellos que se manifestaban era "población civil pacífica".

"El uso del espantajo del terrorismo por parte de regímenes autoritarios -afirma- está quedando al descubierto cuando lo hacen para su objetivo final, que es perpetuarse en el poder".

La mayoría de la población libia imagina que el futuro de su país a corto plazo se hará "sin la presencia de los Gadafi" e, incluso, lo saben algunos que lo apoyan en la actualidad.

En este contexto el papel de la ONU no está siendo fácil ya que tener como interlocutor a un régimen bajo sanciones está "dificultando el acceso de las agencias" para desarrollar su trabajo en un escenario de crisis humanitaria e investigar las violaciones de derechos humanos.

También el papel de la Unión Europea (UE) es clave en la rebelión libia y, aunque las medidas tomadas van en la "buena dirección", para Amirah están "siendo insuficientes y marcadas por los temores".

Hizo referencia a la posición del Gobierno italiano para afirmar que la UE "debe superar las reticencias" de este país "porque lo que está en juego no sólo son intereses de unas empresas concretas, sino la estabilidad del conjunto del sur del Mediterráneo".

Y precisa: "Mientras que el estado de ánimo de las poblaciones árabes es de esperanza, parece que el estado de ánimo en la UE inexplicablemente es el contrario".

Unos temores que Amirah cree que están basados en el desconocimiento de las realidades sociales y en cómo será ese nuevo modelo de relación entre los países europeos y sus vecinos del sur.

Y también miedos al "peor de los escenarios posibles": crisis energética, posibles desplazamientos de población en forma de inmigración ilegal o de refugiados y un radicalismo religioso que, recordó, "ha estado ausente de las revueltas" en estos países.

Aunque subraya que Libia está siendo un "caso extremo", el investigador principal de Elcano opina que con el tiempo "no será mas que un episodio sangriento, pero un episodio dentro de una ola de cambios". EFE

bal/

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