martes, 28 de junio de 2011

"La libertad tras 12 años secuestrado es un nuevo renacer", dice ex rehén de las FARC




Belén Anca López

Madrid, 28 jun (EFE).- Durante los doce años que el general de la Policía colombiana Luis Mendieta estuvo secuestrado en la selva por las FARC no perdió la esperanza "pese a los momentos difíciles y las enfermedades" y hoy, un año después de ser rescatado, afirma que la libertad es "un nuevo renacer, una nueva vida, es volver a vivir".

Mendieta hizo esta afirmación en una entrevista con Efe en Madrid, donde hoy participa en un acto programado por Casa América sobre algunos de los secuestros más impactantes del mundo.

Secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la toma de Mitú en noviembre de 1998, fue liberado el 13 de junio de 2010 en el marco de la Operación Camaleón, junto a los coroneles Enrique Murillo y William Donato Gómez y el sargento del Ejército Arbey Delgado Argote.

Estuvo secuestrado casi doce años en los que uno "siempre está pensando en cómo fugarse, como evadir la situación" y finalmente en "cuándo se va a producir el rescate".

Un rescate que llegó el 13 de junio de 2010 cuando el general Mendieta se encontraba a punto de almorzar y escuchó disparos y granadas. "Era la Operación Camaleón, la que nos trajo a la libertad de nuevo", recuerda en un tono muy sereno.

Mendieta vive actualmente con su familia en Madrid donde intenta recuperarse de las secuelas de su reclusión en la selva y trabaja como agregado policial en la Embajada de Colombia en España.

"Todos los días agradezco a Dios por cada segundo que me permite vivir", afirma este colombiano al que la religión dio fuerzas para vivir sin libertad esos doce años.

Señala que tras años de "limitaciones, inconvenientes y dificultades" ahora "disfruta de lo maravilloso que ofrece la vida".

Asegura que durante ese largo periodo no perdió la esperanza, a lo que le ayudaban en buena medida las "voces de aliento y mensajes" de los familiares y la información de los medios de comunicación.

"Nos invitaban a seguir resistiendo, a sobrevivir. Sosteníamos siempre la esperanza de vivir", explica.

Mendieta recuerda que hay "momentos difíciles, enfermedades, la selva, en que parece que se pierde la esperanza", pero continua: "Quienes somos creyentes en un Dios, en la Virgen, rezamos ante ellos y no perdemos la esperanza, nos da aliento para resistir y aguantar la situación de cautiverio".

Hubo momentos muy duros durante los doce años, pero el peor que el general Mendieta recuerda es lo que él denominó la "caminata de la muerte": más de tres meses caminando por la selva.

Cayó enfermo y se quedó sin poder caminar durante cinco semanas, otros compañeros le ayudaron a seguir adelante y en sus actividades físicas, "hasta las más elementales".

Para vivir y para morir estaba preparado el general de la Policía colombiana durante su secuestro. "Estás en el filo, entre la vida y la muerte, uno está a la voluntad de Dios de en qué momento le toca partir de este mundo", considera.

Mendieta, que en algún momento quiere volver a Colombia aunque aún le queda aproximadamente un año en España, ve muchas diferencias entre las FARC de 1998 y las de ahora.

"Los primeros años estaban muy fortalecidos", indica, antes de agregar que ahora ha disminuido mucho el número de guerrilleros y tienen un armamento más limitado.

Aunque es un hombre que cree en el diálogo, Mendieta no ve de momento una solución al conflicto colombiano a través de esa vía.

"Las FARC quieren llegar al poder por medio de las armas, ellos no creen en la paz, ni en el diálogo, aprovechan cada situación para reabastecerse, fortalecerse, aumentar el número de hombres y seguir la lucha armada", afirma.

El Gobierno colombiano de Juan Manuel Santos, continua, "les ha abierto las puertas" y ahora son los dirigentes de las FARC quienes tienen que "dar hechos de paz, dejar en libertad a los secuestrados y dejar los actos terroristas".

"Mientras esto no ocurra demuestran que no tienen interés, ni voluntad de diálogo, ni de paz", matiza.

Por lo que ha oído en la selva colombiana durante doce años de los integrantes de las FARC el final del conflicto "es muy difícil" y "la guerra continuará no se sabe cuánto tiempo más". EFE

bal

jueves, 7 de abril de 2011

El miedo de los Wiwa colombianos, rehenes de un conflicto que no es suyo




Belén Anca López

Madrid, 7 abr (EFE).- Desde la década de los 80 la comunidad indígena colombiana de los Wiwa vive entre el fuego cruzado de la guerrilla y los paramilitares, con una sensación permanente de miedo y "rehenes" de un conflicto y una lucha que no es la suya, relató hoy en Madrid Custodia Gil Sauna, una de sus líderes.

Los Wiwa son uno de los cuatro pueblos originarios de la Sierra Nevada de Santa Marta y pertenecen a la comunidad de Cherwa, donde sólo uno de cada diez habitantes tiene acceso a agua segura.

El 60 por ciento de los niños padece desnutrición crónica y el 50 por ciento de las familias vive en inseguridad alimentaria.

Nacida en 1975, con cinco hijos y auxiliar de enfermería, Custodia es actualmente promotora e investigadora en seguridad alimentaria para la comunidad de Cherwa de la organización indígena OWVBT (Organización Wiwa Yugumainun Bunkunuarrua Tayrona).

Estos días se encuentra en Madrid, junto a dos representantes de Acción contra el Hambre, para explicar la situación a día de hoy en la Sierra Nevada de Santa Marta, un conflicto "invisibilizado" entre la comunidad internacional.

En un encuentro con unos pocos periodistas, Custodia explica que se trata de un territorio sagrado, escenario hoy en día del enfrentamiento entre la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los paramilitares.

Con música de fondo originaria de su tierra para sentirse más cómoda al hablar, esta líder wiwa asegura que la guerrilla y los paramilitares entran a su antojo en sus tierras sembrando el terror y el pánico entre los indígenas y violando a las mujeres, lo que trae además enfermedades.

Custodia señala que ni siquiera los médicos quieren entrar en esa zona por miedo a represalias.

Los rumores sobre las masacres por parte de la guerrilla y de los paramilitares en otras comunidades de la zona hacen vivir a estas familias en constante incertidumbre y bajo la sombra del miedo a perderlo todo en cualquier momento.

Miedo a los asesinatos y a las amenazas de los grupos armados. Ese es el sentimiento general de los Wiwa, que sin embargo se resisten a irse de sus tierras, de su "territorio sagrado".

"Están armados hasta los dientes", afirma esta mujer de mirada tímida pero a la vez resuelta a la hora de hablar claro y asegurar que unos y otros, los guerrilleros y los paramilitares, acusan a los habitantes indígenas de colaborar con el enemigo.

Gracias a su ubicación en la parte alta de la Sierra Nevada de Santa Marta, los grupos armados no han logrado entrar en Cherwa, pero sí han generado un cerco a su alrededor confinando a sus habitantes y provocándoles importantes restricciones alimentarias.

Esto provoca el "confinamiento, el bloque y el desplazamiento" de los indígenas, dijo Pilar Medina, de Acción contra el Hambre, única organización humanitaria en la Sierra Nevada de Santa Marta.

En muchas ocasiones los desplazamientos se producen dentro de la misma sierra o vereda, por lo que a la hora de elaborar estadísticas no están contabilizados. "Se trata de población invisible, que vive en lugares a los que no llega el Estado colombiano", apunta Jorge Mario Ríos, técnico de seguridad alimentaria de esta ONG.

Colombia sigue siendo el segundo país del mundo con mayor número de desplazados por la violencia, sólo por detrás de Sudán.

Así, los Wiwa, los "hermanos mayores" como los define Custodia frente a los "hermanos menores" en referencia al hombre blanco, se resisten a dejar sus tierras, sus casas y sus pertenencias.

"Dejar la naturaleza y los sitios sagrados, ir a las ciudades es difícil y drástico para nosotros", añade, antes de lamentar que esos desplazamientos llevan a la pérdida de la cultura y de las tradiciones de los "guardianes de la Sierra Nevada".

Viviendo en un país que lleva más de 50 años de conflicto, Custodia recuerda que la tierra es la madre o la fuente de la alimentación de estas comunidades y que debido a su confinamiento tienen serias dificultades para estabilizar sus medios de vida.

"Queremos que nuestros hijos salgan adelante, pero son muchas las necesidades que tenemos", lamenta.

La Sierra Nevada de Santa Marta es el refugio ancestral de los pueblos indígenas Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo, en total unas 52.000 personas, cada uno con su propio territorio y su lengua. EFE

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viernes, 11 de marzo de 2011

Entrevista con Haizam Amirah Fernández



Las revueltas podrían "transformar" el conflicto israelo-árabe, según Amirah, experto en el mundo árabe


Belén Anca López

Madrid, 11 mar (EFE).- Las oleadas de protestas en el mundo árabe podrían suponer a largo plazo para Israel una oportunidad para "normalizar" su relación con los países vecinos y "transformar la naturaleza del conflicto israelo-árabe", según Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano.

En una entrevista con Efe, Amirah Fernández afirma que Israel está contemplando los cambios en su vecindario árabe "con gran preocupación ante lo desconocido de qué es lo que vendrá después" y sobre todo por la "pérdida de aliados que han sido un gran apoyo" para sus políticas en la región.

Sin embargo, considera que a largo plazo estos cambios en los países árabes "pueden suponer una oportunidad para el estado de Israel para normalizar la relación con sus vecinos, que en la actualidad está muy lejos de ser de vecindad normal".

A su juicio, esta situación requerirá un "cambio profundo" en la propia sociedad israelí para "superar unas políticas de imposición de represión tanto de la población palestina como de otras vecinas, como la libanesa".

"Será un proceso de cambio grande, que también tendrá que vivir la sociedad israelí, incluida la desradicalización de su elite política, pero podría transformar la naturaleza del conflicto israelo-árabe, no sólo del israelo-palestino, y al final dar respuesta a los deseos de prosperidad de sus sociedades", matiza.

El investigador principal para el Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano, uno de los centros de análisis internacional más importantes de España, recuerda que ni en las revueltas de Túnez, Egipto o Libia ni en otros países se están empleando lemas contra Israel, Estados Unidos u Occidente.

"La gente está mirando hacia el futuro, está pidiendo que sus vidas mejoren, no vivir aterrorizados y que sus hijos tengan las oportunidades que ellos no han tenido", añade.

Amirah explica que el inicio de las revueltas en Libia tiene un trasfondo similar al de Túnez y Egipto en cuanto a la petición de dignidad y de acabar con regímenes que "reprimen a las poblaciones".

Sin embargo, precisa que el hecho de que el régimen de Muamar al Gadafi sea "hiperpersonalista" y que "las lealtades en la sociedad libia sean de tipo personal o tribal en torno al líder" está llevando a que "los enfrentamientos hayan pasado de manifestaciones en las calles a operaciones militares".

En opinión de Amirah, que Gadafi diga que detrás de los rebeldes están los terroristas de Al Qaeda no tiene base, ya que se hizo lo mismo en Túnez y Egipto y quedó patente que no lo eran, sino que aquellos que se manifestaban era "población civil pacífica".

"El uso del espantajo del terrorismo por parte de regímenes autoritarios -afirma- está quedando al descubierto cuando lo hacen para su objetivo final, que es perpetuarse en el poder".

La mayoría de la población libia imagina que el futuro de su país a corto plazo se hará "sin la presencia de los Gadafi" e, incluso, lo saben algunos que lo apoyan en la actualidad.

En este contexto el papel de la ONU no está siendo fácil ya que tener como interlocutor a un régimen bajo sanciones está "dificultando el acceso de las agencias" para desarrollar su trabajo en un escenario de crisis humanitaria e investigar las violaciones de derechos humanos.

También el papel de la Unión Europea (UE) es clave en la rebelión libia y, aunque las medidas tomadas van en la "buena dirección", para Amirah están "siendo insuficientes y marcadas por los temores".

Hizo referencia a la posición del Gobierno italiano para afirmar que la UE "debe superar las reticencias" de este país "porque lo que está en juego no sólo son intereses de unas empresas concretas, sino la estabilidad del conjunto del sur del Mediterráneo".

Y precisa: "Mientras que el estado de ánimo de las poblaciones árabes es de esperanza, parece que el estado de ánimo en la UE inexplicablemente es el contrario".

Unos temores que Amirah cree que están basados en el desconocimiento de las realidades sociales y en cómo será ese nuevo modelo de relación entre los países europeos y sus vecinos del sur.

Y también miedos al "peor de los escenarios posibles": crisis energética, posibles desplazamientos de población en forma de inmigración ilegal o de refugiados y un radicalismo religioso que, recordó, "ha estado ausente de las revueltas" en estos países.

Aunque subraya que Libia está siendo un "caso extremo", el investigador principal de Elcano opina que con el tiempo "no será mas que un episodio sangriento, pero un episodio dentro de una ola de cambios". EFE

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